martes, 30 de septiembre de 2008

El Gobierno de la Ciudad plantea “mejoras” en San Telmo

San Telmo es el último barrio que aún conserva un espíritu característico de Buenos Aires y eso atrae a miles de turistas todos los fines de semana. El gobierno quiere “lavarle la cara” para darle mayor atractivo, pero parece que no de la manera adecuada


Caminar por las típicas calles de San Telmo en el fin de semana es bastante difícil. Turistas y no turistas se entrecruzan tratando de disfrutar de la mística del lugar, quedando maravillados por el espíritu que conserva y que los transporta en un viaje en el tiempo, hacia antaño.

El barrio es una parada obligatoria para todo aquel que quiera conocer un poco de la identidad de Buenos Aires. Los años de tango y arrabal parecen haber elegido este lugar para marcar su presencia con clásicas fachadas del siglo pasado, conventillos, calles empedradas y ferias de antigüedades.


Sin embargo el alto tránsito de turistas que viene en aumento año a año obliga a la remodelación de algunas zonas para poder recibir a las nuevas masas ansiosas de conocer la pintoresca urbe rioplatense.

Según la Subsecretaría de Turismo, San Telmo, junto con Recoleta es el lugar más visitado por extranjeros, y esto, conlleva consecuencias. De a poco el barrio se fue llenando de locales donde se vende ropa post-modernista y se instalaron 13 hostales en los que van y vienen huéspedes de todo el mundo. Tanto movimiento lleva a pensar en transformaciones sin pensar en sus posibles consecuencias.

El Gobierno de la Ciudad decidió hacer algunas modificaciones después de los repetidos reclamos de asociaciones vecinales que pedían mayor iluminación, limpieza y la reparación de las veredas entre otras cosas. Pero con el crecimiento turístico de los últimos tiempos, se pensó que las mejoras podían acompañarse de algunos cambios.

Así es que ahora, uno de los barrios más antiguos de la ciudad tendrá veredas con baldosones color gris, se eliminarán cordones graníticos, rejillas, y tapas de desagüe; y se colocarán columnas de alumbrado con un diseño contemporáneo “como se advierte en las mejores ciudades del mundo” según dijo el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

También se quiere nivelar la acera con la calzada en algunas calles y ensanchar un tramo de Defensa. La propuesta es “revitalizar el recorrido” uniendo Parque Lezama con Plaza de Mayo.
Los vecinos, disconformes con estas medidas, ya se están haciendo escuchar. El día de la primavera se movilizaron hasta Plaza Dorrego, donde se manifestaron con un “aplauso popular”.
Además ya presentaron un recurso de amparo a la justicia mediante la abogada María Carmen Arias Usandivaras, quien dice que las modificaciones serían “una violación al casco histórico”.

Alegan que todas estas reformas del proyecto llamado Prioridad Peatón no sólo no lograrían revalorizar, sino que desnaturalizaría a San Telmo. También está violando la Ley 65, que dice en su artículo 1º que todas las calles aledañas a monumentos o lugares históricos que sean de adoquines deberán repararse con el mismo material y el Código de Planeamiento Urbano, que ordena que en determinadas zonas (entre ellas San Telmo) se mantenga la fisonomía del casco histórico.

“La ciudad está cambiando y se está modernizando, pero eso no significa que tenga que resignar su cultura”, afirma Francisco, un vecino. Porque San Telmo aún conserva hálito de lo que fue Buenos Aires. Se ven tangueros ofreciéndose a bailar por alguna moneda en el gorro. Se ve una guitarra que acompaña a un cantor, y todo se ve tan cómodo ahí, tan en su lugar, que a los vecinos les da mucha pena pensar que pueden perderlo.

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